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Los árboles de durian prosperan en condiciones tropicales específicas. Estos árboles son nativos del sudeste asiático, donde el clima proporciona el entorno perfecto para su crecimiento. Para cultivar durian con éxito, es crucial entender y replicar estas condiciones.
Uno de los factores principales para el crecimiento óptimo del durian es la temperatura. Los árboles de durian florecen en temperaturas cálidas y constantes que oscilan entre 24°C y 30°C (75°F y 86°F). Son muy sensibles al frío y detienen su desarrollo cuando la temperatura media diaria desciende por debajo de 22°C (72°F). Por lo tanto, las regiones con mínimas fluctuaciones de temperatura y un clima cálido durante todo el año son ideales para el cultivo de durian.
Otro factor esencial es la humedad. Los árboles de durian requieren altos niveles de humedad, típicamente entre el 70% y el 90%, para apoyar su crecimiento. Estos árboles también necesitan abundante lluvia, con un rango de precipitación anual de 1,500 a 2,500 milímetros (59 a 98 pulgadas). Se prefiere una distribución bien repartida de la lluvia a lo largo del año, aunque un breve período seco puede ayudar a inducir la floración. Los sistemas de riego pueden emplearse en áreas donde la lluvia natural es insuficiente o irregular.
En términos de elevación, los árboles de durian pueden cultivarse hasta los 800 metros (2,625 pies) sobre el nivel del mar. Sin embargo, el rango de elevación ideal es entre 0 y 600 metros (0 a 1,969 pies). Las elevaciones más altas pueden presentar desafíos como temperaturas más frías y condiciones de suelo variables, que son menos propicias para el crecimiento del durian. Las elevaciones más bajas dentro del cinturón tropical proporcionan las condiciones cálidas, húmedas y estables necesarias para que los árboles prosperen.
La calidad del suelo juega un papel significativo en el cultivo exitoso del durian. Estos árboles prefieren suelos profundos, bien drenados y ricos en materia orgánica. El pH del suelo debe estar idealmente entre 5.5 y 6.5, ligeramente ácido a neutral, para asegurar la mejor disponibilidad de nutrientes. El buen drenaje es crucial, ya que los árboles de durian son susceptibles a la pudrición de las raíces en condiciones de encharcamiento. Por lo tanto, a menudo se eligen sitios de plantación elevados o pendientes suaves para facilitar el drenaje natural.
En resumen, las condiciones ideales para el cultivo del durian implican una combinación de temperaturas cálidas, alta humedad, lluvias abundantes y bien distribuidas, suelo franco bien drenado y una elevación adecuada. Al seleccionar cuidadosamente sitios de plantación que cumplan con estos criterios, los cultivadores pueden cultivar con éxito esta fruta única y valorada.
 
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